Afin de aclarar la confusión que parece estar rodeando el tema de la recepción de la Sagrada Comunión por parte de los católicos divorciados y de quienes se volvieron a casar (sin el beneficio de un decreto de nulidad), creo que me corresponde a mí, como su obispo, aclarar una vez más la continua enseñanza y disciplina de la Iglesia con respecto a este tema.